Split, un trastorno que roza lo irreal

18.10.2019

Split o fragmentado es una película del 2016, dirigida por M. Night Shyamalan y protagonizada por James McAvoy. Es un filme de terror psicológico que nos muestra las distintas aristas de una enfermedad psicológica de la cual se extienden distintas teorías que Shyamalan sabe usar a su favor para darle un toque realista a la fantástica obra.

El trastorno de identidad disociativo, o mejor conocido como desorden de personalidad múltiple, es una enfermedad mental conocida por la creación de personalidades diferentes en un individuo. Cada una de ellas obedece a una forma diferente de percibir y desenvolverse en su entorno, generalmente se crean con la finalidad de proteger a la persona que la padece de un hecho traumático. En algunos casos se han registrado pacientes que llegan a convivir con más de veinte personalidades diferentes.

Mucho se ha hablado de las bases que usa el director para darle vida a la película, acusándolo de fraude o de que la cinta es un sinsentido de principio a fin. Por mi parte creo que de lo único que se puede acusar al filme es de estigmatizar un trastorno que suele ser más de protección que de psicopatía o conductas agresivas y transgresoras. Teniendo en cuenta lo anterior creo que la película de Shyamalan está muy bien construida, partiendo por la elección de los personajes principales, con una magnífica actuación de James McAvoy, quien logra transmitir los cambios de personalidad con solo un gesto, la postura o la mirada, además de encajar perfectamente tanto en la ternura e inocencia de un niño de ocho años como en lo más oscuro y sádico de un trastorno psicopático, sin dudas un contraste digno de ver. Por otra parte, tenemos a Anya Taylor-Joy, quien complementa de manera sublime al protagonista, haciéndolo sacar su lado más humano y permitiendo que McAvoy se luzca mostrando su amplia capacidad interpretativa a través de las variadas personalidades de su personaje Kevin Wendell.

Otro plus en esta película es el toque maestro que le da Shyamalan a las escenas y la fotografía, haciendo vivir al espectador el suspenso en los momentos exactos y provocando claustrofobia con el entorno en donde desarrolla la mayor parte de la obra. También el autor utiliza para justificar el poder de la mente humana varias teorías que se han abierto en relación con el trastorno que sufre su personaje principal y las capacidades que estas personalidades otorgan a quien la padece, esto sin duda le da un aire real a lo fantasioso de algunas escenas que han sido duramente criticadas. En mi opinión, estas no están fuera del marco de lo real, más aún sabiendo que sobre esta enfermedad no está todo dicho.

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